Con el funyi tirao sobre un ojo y un amago de tango al andar, sin apuro, sobrando de reojo, el último guapo vendrá al arrabal. Entrará por la calle angostita y al pasar frente al viejo portón silbará pa' que vuelva a la cita la piba que es dueña de su corazón.
El farolito perdido, el callejón sin salida y el conventillo florido saldrán del olvido de nuevo a la vida. El almacén de los curdas, la luna sobre un puñal, una caricia y un beso serán el regreso del viejo arrabal.
Con un fueye que es puro rezongo y dos violas cinchando al costao, otra vez, del antiguo bailongo el último guapo será el envidiao. Jugará con desprecio su vida por el sol de un florido percal y se irá, sin llevar ni una herida, el último guapo, del viejo arrabal.