Las copas ya vacĂas sobre el frĂo mostrador, en cada copa un sueño, una lágrima, un rencor. Y siguen la rutinas, la vieja sonatina, llorando en la neblina del humo y del licor. La turbia indiferencia del que va para olvidar, la otra indiferencia del que toma por tomar. Reniega de tu pena, gastada pero ajena y al fin te quedas solo, como una copa más.
Con tu violĂn descolorido y con tu alma de arlequĂn, seguĂs andando sin olvido, de cafetĂn en cafetĂn. Tu vieja y triste sonatina, parece, en cada bodegĂłn, una esperanza que camina bajo un cielo de neblina arrastrando un corazĂłn.
Y sigues noche a noche, desnudando tu violĂn y vas de mesa en mesa con tu alma de arlequĂn. Tu alma empecinada que nunca encuentra nada, buscando en las cantinas y en cada cafetĂn. Buscando una sonrisa, una lágrima nomás, buscando quien comprenda la amargura que hay detrás, de cada madrugada cuando solo te quedas mirando las monedas que no te llevarás.
Compositores: Mariano Abel Azner (Abel Aznar), Marcelino Hernandez ECAD: Obra #44763226