Érase una vez en un castillo un bufón llamado Filio que bailaba para el rey y que a una palmada de su alteza se paraba de cabeza divirtiéndolo a sus pies. Yo sé bien que no era muy feliz aunque tres colores le pintaran la nariz
Fue que cierta noche entre las doce en lo alto de la torre una estrella aterrizó y como una flor abrió sus alas una musa enamorada de la gracia del bufón. Filio despertó mirándole y como un deseo le pidió libérame.
Libertad para quien quiera hacer de un mundo más que un foso de agua y tierra en propiedad. Libertad a quien se guarda en el bolsillo el sol e invierte todo el oro en la palabra amor.
Pero aquí no acaba nuestro cuento sucedió que al poco tiempo Filio un sueño dibujó y con cierta luz en la mirada a su musa contagiaba haciendo luz entre los dos. Mayo veintinueve de color para un recién nacido baila Filio, el bufón.