La misma hora, el mismo sitio, gira la noche en torno a él. No desespera sabe bien, cual es su verdad y en la cabeza sueña y se inventa noche tras noche aquella piel con esa forma de mujer perfecta. Alguien pasa, mira y hace como quien no ve. Él sonríe fuma y entre el humo se puede ver
Travestí, un mundo ajeno, travestí, tu propio reino, sólo siempre para ti. Travestí, las dos en punto, travestí, mordiendo el mundo, calla y vuelve a sonreír.
Siempre en la casa entre sus tías nunca pudieron sospechar, menos su padre un militar soberbio, algún amigo en la academia y mil consejos de mamá que siempre supo la verdad callada. Luego en tres amores una pedrada al corazón y de ahí a la calle sin sentidos se abandonó.