El bolsillo del abuelo, un humilde zapatero Se quedaba con frecuencia corto para alimentar A los nietos que por cosas de la vida aquellos días Encontramos en su casa un lugar para escampar
Y la doña que atendía allí en la panadería Sospechaba los motivos por los cuales al comprar Yo pedía tan pocos panes que el regreso por mitades Para que nos alcanzara nos tocaba racionar
Y un buen día me propuso Que por ese mismo precio más del doble me iba a dar
Si me llevaba el pan duro que sobró del día anterior Y cómo sería la cosa que la idea me sonó Y nos pasamos la infancia inventando nuevos trucos Para sacarle al pan duro lo mejor de su sabor
Hasta hoy ese recuerdo me acompaña cuando huelo El pancito mañanero que remojo en el café Es por eso que mis manos se levantan hacía el cielo Y me brotan las canciones para agradecerle a él A ese Dios de lo imposible que por siempre ha sido fiel
Porque yo con mi pan duro que sobró del día anterior Puedo decirte que él tiene para ti algo mejor Puede ser que hoy no lo veas, pero cree y llegará Ese día en que también cuando mires hacia atrás
Alzarás a él tus ojos y tu voz se llenará De canciones de alabanza por su gran fidelidad Si hoy te comes un pan duro, su presencia allí está Si hay pan fresco en la mañana para ti
Alzarás a él tus ojos y tu voz se llenará De canciones de alabanza por su gran fidelidad Si hoy te comes un pan duro, su presencia allí está Si hay pan fresco en la mañana con amor ya preparado para ti
Para ti, para ti, para ti
Compositores: Edgar Alexander Campos Mora, Santiago Benavides ECAD: Obra #37991985