Pálido, triste, maltrecho, un andrajo parecía, llegó cuando anochecía al barrio, buscando techo. Quién sabe dentro del pecho que tragedias le mordían, que cayó al pie de un balcón manoteando el corazón.
Y Lechuza, por su mal, oyó que cantaban tras el ventanal: Como un graznido, que el aire cruza, ahí va Lechuza, rumbo al olvido. Su vida ha sido triste y sombría, cual agonía que arrastrando va. Su muchachada de rompe y raja se fue a baraja ya derrotada. Hoy su barriada cambió de traje y el malevaje trabajando está... Y al callar la voz fatal Lechuza besaba la cruz de un puñal.
Cuando apuntó el día nuevo le estaba echada su suerte. Lo halló desangrado, inerte, un botón que iba a relevo. Era el último malevo que se iba rumbo a la muerte. Y cayó al pie del balcón, manoteando el corazón. Y al callar la voz fatal Lechuza besaba la cruz de un puñal.