No quiero más sentirme mal querido, pidiendo amor como cualquier mendigo, bastante he soportado tus desprecios, tu altanerĂa y el desgano de tus besos.
Te dejo libre ya de mi presencia, llevo en el alma la amargura y la tristeza, de haber amado sin medida, a un maniquĂ de fantasĂa, sin corazĂłn, sin alma, igual que una piedra.