A las diez de la mañana exactamente, susurró "ponme otra copa" si no tienes te la inventas nos quedaban doce horas... qué sé yo A las diez de la mañana suficiente me dolía ya la aurora de mentirle, de acusarla por seguirme en aquél prohibido amor A las dos si no me falla la memoria me arañó la espalda dijo "no me duermo"; se fumó lo que quedaba de mi pecho y me besó, como nadie me ha besado hasta ahora y el cantante queda preso en el recuerdo en un tímido silencio se acomodan mi pasado y su después
Recuerdo que me arrodillé, recuerdo el número del taxi que condujo hasta el infierno su dormir sin buenos días cotidianos de una noche sin permiso ni carné Recuerdo bien la cara de la gente que levantaba mi cuerpo, solamente el juramento que grabé bajo su ombligo el caudal fuerte del río en la cama de un hotel
Una noche así subí al cantinero levantó la vista haciendo que veía mi figura me sirvió, sin yo pedir, la copa rota No sangró la boca como prometía el tunante que ella tanto mencionaba no me dio la gana de cerrar la herida y la esperé
Y a las siete lunas más a la deriva, a mi lado más al sur de aquel madero, una historia parecida a un marinero se escuchó. Y en la tierra prometida ya no hay oro y el gallego tierra adentro se retira y el lamento que recorre la bahía no volvió
Recuerdo que olvidé su despedida su silencio hasta mañana. Sus lunares ya no riman con los versos en la cama siendo toda la poesía, le servía de papel Recuerdo benedetti en sus pupilas cuestionando mi pasado por pasar pasó la vida una noche de verano No maldigo su mentira, solamente este querer