Un gallo de amanecida abre las alas y canta, Entre tinieblas y rocío la esperanza se levanta. Este gallo que canta no tiene dueño, No es mío ni tuyo ni del vecino: Es el gallo que canta nuestro destino.
Lo escuchan todos los que están vivos, Los bondadosos, los oprimidos, El santo cristo de la igualdad, De la belleza, de la bondad, Del desafío y la dignidad, De los hambrientos y sin camisa, Los con el alma nunca sumisa. Cristo que nunca vendió su nombre, No tuvo miedo de ser un hombre.
Este gallo nos canta de contrapunto: Todos los hombres vamos bailando juntos. El que no quiera oírlo, no se disculpe, Es un canto de vida y no de muerte. El que quiera bailarlo que se despierte.
Los campesinos y los mineros, Enfierradores y carpinteros, Las tejedoras, los estudiantes, Organilleros y caminantes, Escarbadores, electricistas Los escribientes y las modistas, Los anhelantes, los solitarios, Viejos cesantes y funcionarios, Los pescadores entumecidos, Mil corazones en un latido.