Desde la ventana del Hotel Las Naciones veo patios abandonados, tristes ventanas un terreno baldío transformado en estacionamiento unos señores de saco y corbata caminando apurados.
Si yo busco, si yo revuelvo en lo hondo del paisajehondo en la memoria,me pierdo entre transeuntes y reencuentro viejos amigos y las imágenes de aquellos tiempos de juventud.
Antes de dormir, había aún librerías por visitar recomendaciones de lecturas un beso de despedida, un nuevo encuentro marcado.
Estaban las esculturas de Kosice el Grupo Madi, el atelier de Luis Seoane los grabados de Castagnino para Martín Fierro y yo leía , con avidez, el ciclópeo Bomarzo de mi amigo Manuel Mujica-Láinez.
Conocía las fachadas, las puertas talladas los letreros, las vitrinas, siempre había algo por descubrir!
II
Desde la ventana del hotel veo la manifestación de los sin techo la manifestación de los desempleados la manifestación de los jubilados una cada día de la semana menos los sábados y domingos que son días para la familia o para el tango. Para el amor o la fantasía.
En el medio de la Avenida aquél obelisco omnipresente, hierático emblemático: puede ser una espada o tal vez una vela,un falo un punto de exclamación una orientación vertical o también horizontal.
O sería una lapicera y con ella escribo en cuanto recuerdo aquellos pasos errantes aquellas alegrías compartidas aquellas discusiones políticas interminables sobre la Utopía que acabó en represión.
Mujica-Láinez se exiló despues en las sierras de Córdoba y Cecilia Vaquero aparece, aún hoy, en la lista de desaparecidos del régimen militar.
No había aún Hotel Las Naciones había un joven poeta brasilero de campera gastada y alma trascendida por los sueños, caminando por la Avenida.