Ya nadie queda absuelto del "sálvese quien pueda", del "a río revuelto... calumnia que algo queda", del "dos y dos son cuatro y los sueños son mentira, que yo sólo idolatro el espejo que me mira". Y yo, como un idiota que aun cree que el malo es Judas, no acepto la derrota y me debato entre las dudas... Y debo decidir enamorarse o morir... o simplemente escapar al primer bar. Y ya triunfó el discurso de Razón del Oro, del "quien monte el concurso se llevará el tesoro", del "cualquier cosa vale, (que vale casi todo) y al que se queje, ¡dale! y que se pudra en su lodo Y yo, aún disidente del dios de las verduras, me voy a que me cuente el lobo qué es la "emboscadura"... y debo decidir enamorarse o morir... o simplemente escapar al primer bar.
Canto XXXIII de "la Divina Comedia" de Dante Alighieri Se non che la mia mente fu percossa Da un folgore, in che sua voglia tenue. All' alta fantasía qui manco possa: Ma gia volgeva il mío disiro e'l velle, Si come ruota, che igualmente é mossa, L'amor, che muove'l sole e I'altre stelle.