Calavera viejo, rico y bonachón, que alegre paseás tu porte gentil. Al mirar tu pinta brava de varón, el tiempo que se fue, lo siento revivir. Muchos años han pasado y no aflojás en lances de amor ni en farras que den, porque en todas las garufas demostrás que no te asusta el tren de amores y champán.
¿Te acordás las amarguras que en un tiempo soportamos y las noches que pasamos pensando en la mishiadura? ¿Te acordás, viejo, con cuánto aspamento miramos el vento las noches aquellas, cuando, deseosos de un peso, nos vimos y después nos fuimos, meta garufiar?
Hoy que traigo a mi memoria el tiempo aquel de la juventud que no vuelve más, me da gusto lo que veo que tenés, como en tu mocedad, posturas de galán. ¡Hacés bien! Seguí la farra sin cesar, pues todo, pa vos, debe ser así. ¡Sos, hermano, un calavera que al dolor vos siempre le encontrás remedio en el amor!
Hoy, al ver que tu pilchaje no tiene el corte fulero de aquel traje dominguero que tantas veces lo usaste, yo pienso, hermano, que también nosotros hoy somos como otros que viven sonriendo y del pasado, que se va borrando, vamos recordando las horas de ayer.
Compositores: Carlos Gardel, Jose Razzano ECAD: Obra #4466626