Llevo en la oreja una flor y al cinto mi puñal con aire bien provocador. Soy la milonga que ayer prendida en un querer di el corazón entero. Salgo a bailar al compás de un fueye rezongón que por sus notas muero. Y entrego mi corazón en alas de la ilusión.
Caracoleando, mi figura se lució, yo sé, con corte y con quebrada. Caracoleando, me bailó con emoción, muy bien, toda la muchachada. Caracoleando en los tiempos del taquito militar. Caracoleando en los salones yo brindé mil sensaciones entre sedas y percal.
Nací en el mismo arrabal pintado en el malvón de un rojo drama de pasión. Mi ritmo es un espiral y por original brillé como una estrella. Yo me forjé en el crisol de un tiempo sin igual que se perdió en la huella, y doy, floreándome al son, más vuelta que un caracol.