La tarde que te fuiste llorando de mi lado mordiéndome los labios quedé por no llamarte. Pero más fuerte que el orgullo fue el cariño porque sufriendo te grité: “¡Volvé, mi amor!” No sabes la amargura que tengo, vida mía, no sabes cuánto, cuánto te extraño, corazón.
Mimosa no quiero que por mí lloren tus ojos ni asomen tus enojos poniéndote celosa. Mimosa te gusta que a tu lado esté rendido diciéndote al oído: “Te adoro mi preciosa”, porque tus celos, corazón, siempre te inquietan por más que sepas que te quiero con pasión. Mimosa no quiero que por mí lloren tus ojos no quiero tus enojos volvé, volvé, mi amor.
Unamos nuestros sueños confiados en la vida pensando que tan sólo vivimos para amarnos. No dejes nunca que la duda te traicione porque la angustia sembrará su sinsabor. No sabes cuánto sufro, cariño de mi vida, no sabes cuánto, cuánto, te extraño corazón.