Qué linda es la vida, vivirla sin pena, llenita de encanto, de amor y placer. Vivir el recuerdo de tiempos felices, soñando en la dicha de una mujer. Y yo, tantos años que vivo la vida sin una esperanza, sin una ilusión, llevando en mis hombros la cruz del calvario y una pena grande en mi corazón.
Cuántas veces he rodado por el mundo, con el corazón herido por verla otra vez... Si supieras que la estrella del destino fue tan negra y despiadada desde mi niñez... Puerto Nuevo, que en una noche de invierno solitario y harapiendo me viste llegar. Puerto Nuevo, vos solito comprendiste la tragedia de mi vida con hondo penar.
Recuerdo una tarde, maldita de otoño, que en un barco alegre mi novia se fue. Siguiendo sus pasos me vine a esta playa y, nunca en la vida, jamás la encontré. Y así, dando tumbos, igual que otro tanto, caí, Puerto Nuevo, sin dicha y sin fe, hambriento y vencido, sin paz ni alegría, y hoy busco en la muerte que nunca soñé...