Yo soy el alma misma de mi tango cargado de rencor y desengaños, amargo en su decir y en su emoción, amargo como mi dolor. Yo soy el alma misma de mi tango cansado en su compás tristón. Dolor de cerrazón, canción de tarde gris, en las penumbras de mi corazón.
Vacía se ha quedado ya mi copa que el vino del recuerdo ha de llenar. La espero febrilmente como ayer, la busco con mi inútil ansiedad. Mi beso se quebró en la copa, mi beso que soñó su boca, su boca que mintió y dejó en mi soledad su burla de amor.
Yo fui como un torrente de ternuras y hoy soy una emoción de esperanzas puñado de cenizas sin calor que un viento de turbión llevo. Yo soy el alma misma de este tango quebrado en su rodar sin fin, dolor de cerrazón que trae desde el confín los mil recuerdos de la tarde gris.