Te di calce, sin pensar, que eras grasa por herencia y tuve tanta paciencia, que me parece soñar. Hoy me tenás hasta acá y lo que quiero es perderte, aunque algun dĂa he de verte, porque tu percha se acaba y andarás como la taba cuando la pinta no es suerte.
Por lo menos hoy estás con la trucha bien cuidada, te empilchás bastante armada, y regular lo demás. ¡Dejame vivir en paz! Acomodala a tu ropa y recordate, ¡che loca!, lo que este ñorse te bate, vos fuiste mi disparate en una noche de copas.