Una noche fragante de estĂo perfumada de cielo y jazmĂn, cuando sientas cansancio y hastĂo vendrás nuevamente, por viejos caminos. Esa noche encantada de ensueño, cuando lloren las rosas de amor, no habrá duendes que maten los sueños ni habrá corazones que digan adiĂłs.
Vendrás por la senda primera, manojos de celos en flor, trayendo en un poco de cielo la luna hecha moño de plata en tu pelo. Vendrás por la senda primera, mi nido tendrá más calor, la noche tendrá más aroma y habrá un ramillete de estrellas que asoman en mi corazón.