Soy como una mueca de dolor, trunca en la maquieta de tu amor, para vos, sin flores y sin nidos, sueños que se han roto que se han ido. Saña terca y ruda de saber, cosas que ya nunca han de volver, fragua de pasiones encendidas que tu boca prometía y tu mano me escribió.
Hoy tus cartas quemé y con ellas quemaba mi vida. Y al crujir del papel, entre lenguas de fuego, reías. Y tu risa mordaz, humo y llanto de amores mentidos. Sólo fue feliz aquel “te quiero”, que entre lenguas de fuego, se moría de frío. Sólo fue feliz el juramento, que en la cruz de los vientos, tus palabras llevó. Hoy tus cartas quemé y con ellas quemé el corazón.
Soy como un viajero que al azar busca algún rincón para olvidar. Voy dejando atrás lo que he perdido, solo voy sin brújula y sin nido. Vida que me diste la ilusión, migas que me dio tu compasión. Yo que hasta la sangre de mis venas te ofrendaba en la condena que tu boca me juró. Hoy tus cartas quemé y con ellas quemé el corazón.