Hay un ansia que en mi pecho me dice con angustia, es la frase que martilla: "No nos veremos nunca". Es el saber que en mi suerte un silencio que es la muerte me contesta del ayer. Es el eco que en la noche repite en la penumbra, con acento de reproche: "No nos veremos nunca". Es el pasado miedoso que al volver me va diciendo: "¡Se fue!"