Aunque digan lo que quieran nunca tuve más ventura que el amor y la dulzura de la santa madre mĂa, y ese mundo de ternura que sus brazos me ofrecĂan. Hoy no tengo aquel tesoro de sus lágrimas sentidas y en los ojos secos lloro los errores de mi vida. Vida que sĂłlo ha dejado mi sueño tirado lo mismo que yo.