Anoche, mi amor, anoche... te vi pasar, sin dolor, con otro querer, y ser feliz. Tras ese escaparate de cristal, ¡dorada de metal y rubia!... ¡Tu coche que pasó me salpicó su noche de fangal y lluvia! Anoche, mi amor, anoche... te vi.
¡Qué pálida tenés la tez marfil por más que esté a tus pies la vida vil! ¡Envuelto en su visón me presintió temblando de ansiedad, tu corazón!...
Yo estaba en el cordón, ¡desesperado! ... Nublada la razón, ¡deshilachado! ... ¡Qué pálida tenés tu tez marfil! ¡Qué extraña y qué febril tu palidez!
Anoche, tal vez, anoche, mi bien, recién comprendí tu mal, y lo que es vivir, morir, mintiendo la ilusión que claudicó ¡vendiéndote a un visón y a un coche! Llorando por la noche en un rincón, cuando habla al corazón la noche... Anoche, mi amor, anoche... te vi.