Anochecer de vida provinciana con la plaza feliz, frente al Hotel. La Bandita del pueblo, una campana y la gente paseándose en rondel...
Don Batistín, golpeaba un sonsonete y el hijo de González el tambor... Había un bombo un trombón y un clarinete siguiendo al saxofón del director...
Su son, era un rumor labrado en hojalata con trajes escarlata, con sueños de amor...
¡Tachín!... ¡Tachín!... ¡Tachín!... Sonaba pizpireta la antigua canzoneta sin final...
Y en la tertulia azul, Juan y Marieta ¡golpeaban su chim-pún!... ¡Sentimental!
Mas la ilusión llamando al estudiante le dio el rumbo fatal de la ciudad. Y la vieja campana agonizante, sentenciaba en su voz: ¡no volverá!...
Un trajinar de amores sin empeños. Esquina en que una noche la olvidó. Y en el reproche fatal que dan los sueños, mil veces la bandita lo llamó...
Su son era un rumor dolido de hojalatas con penas escarlatas, ¡sin sueños de amor!...
¡Tachín!... ¡Tachín!... ¡Tachín!... Ya se apagó Marieta con una morisqueta de final, en la tristeza gris de la retreta la Banda era un chim-pún ¡sentimental!...