Somos los dos para retar al mundo, los dos en soledad trás la neblina. Hay que vivir siguiendo la rutina, y es infinito el tiempo de un segundo... En cada corazón se da una esquina, la gente es insolente y desleal, somos los dos para doblar la esquina, somos los dos cruzando el lodazal.
Los dos, nomás, los dos, sin otra voz que aplaste la maldad, de la ciudad feroz. Somos los dos, pero esta vez está mirando Dios y somos tres. Los dos, nomás, los dos sin antifaz, sin miedo a este demente, gritar, el más audaz. los dos, nomás, los dos, es suficiente, los dos frente a la gente, y junto a Dios.