A pesar, de haberme librado de cuentas, de haber nivelado mis pagos la deuda se sienta, a esperar. Y mira, con rostro que aun debo algo y lápiz en mano se apresta, a encarar y me enseña sus cifras que desde mi cuna temprano se ha endurecido la historia y ya nada es igual. De los tiempos del padre, mi padre y del padre el abuelo que cantaba sus coplas extrañas debajo del sol; de cuando los bosques aún eran los guardias del globo, y los mares hablaban de todo y arruyaban tus pies. Hay deudas amigo que son inpagables, ni ahorrando mil años podrás culminar. Ve a tu casa muchacho, que allí... lo sabrás. Y recordaba los días que me iva hasta el centro del sur, con mi brújula en mano a encontrarme contigo y conmigo y buscabamos rumbos atamos mi sombra a la tuya sin dejar que la magia diluya yo era solo un mendigo de tu voz. Y ahora converso en la noche a salvo de fríos y pienso en los dicho, y es verdad. Alguien se a equivocado a mandar por acá algo de gozo y me extreña rozar este poco de felicidad. Y hoy me siento a tu lado y es como soñar. Y es que hoy, amiga, me quiero endeudar...