Sos barrio del gotán y la pebeta, el corazón del arrabal porteño, cuna del malandrín y del poeta, rincón cordial, la capital del arrabal.
Yo me hice allí de corazón malevo porque enterré mi juventud inquieta junto al umbral en el que la pebeta ya no me espera pa' chamuyar.
Boedo, vos sos como yo: malevo como es el gotán, abierto como un corazón que ya se cansó de penar. Lo mismo que vos soy así: por fuera cordial y cantor, a todos les bato que sí y a mi corazón le bato que no.
Sos como yo de milongón... Un cacho del arrabal, en su emoción del lengue, ande el gotán, provocador y macho hoy es el Dios Nuestro Señor del Berretín.
¿Qué quiere hacer esa fifí Florida? ¡Si vos ponés tu corazón canyengue, como una flor en el ojal prendida, en los balcones de cada bulín!