Puedo ver entre una oreja y otra, dentro de mi cabeza un nuevo amanecer con sabor a cerveza que amarga en la boca y me siento un barco de papel. De papel que navega entre historias de esas que no se cuentan por miedo a entender que la Ășnica certeza es que toda la vida es poca para poderte conocer.
Voy a probar a arrancarme la piel para verme mejor por dentro. Quiero entender que es lo que me hace ser siempre el malo del cuento.