El está de sol a sol en la marisma, todo el día entre algodones y arrozales. Ella estudia siempre junto a una cortina que descorre a escondias de su madre. El la ve hasta en el surco del arao, ella dibuja corazones en sus papeles. Se puso el sol y el dejó el tractorao, ella guardaba en su carpeta sus deberes. Y cuando fue a buscarla sí, su madre lo ha engañao, no. No vuelvas a buscarla que por otro te ha dejao. Por otro que estudiaba como ella empresariales, son las cosas que pasan cuando hablan los chavales, no vuelvas a buscarla no, que ya de nada vale seguir plantando más arroz si no bajan caudales. Y aquella misma noche regresó a los arrozales y con su llanto triste regó los algodonales, culpaba a las marismas y a los patos reales, maldita sea la esquina que daba a aquella calle.
Va un rumor de boca en boca por Sevilla: el la quería, ella estudiaba empresariales, pinto en el suelo antes de cortar su vida una flecha un corazón tres iniciales. Ella abrió la prensa mirando a la esquina, su sonrisa descubría en titulares y muerta ya secó su llanto en la cortina sobre un folio le dejo dicho a su madre: el niño que yo amaba, si, que le habrá dicho alguien que la vida se quito por mi y no vino ayer tarde. Y aquella misma tarde donde tos somos iguales los vieron de la mano y agarraitos del talle. Los lloraba Sevilla, sus plazuelas y sus calles, por el río corrían las lagrimas del aire. Y dijo la giralda con aromas de azahares: yo como soy mas alta vi en el cielo a dos chavales. Lloraba la marisma y los patos reales y lloraba la esquina que daba a aquella calle.