Buenos Aires, has cambiado como yo cambié de a poco. Soy del tiempo de tus focos, los primeros que hubo a gas. Yo bailé en Rodríguez Peña, con la orquesta de los Greco y hasta aquí me llega el eco y me enciende su compás...
Yo me acuerdo del T.V.O., de la calle Montes de Oca, de un café que había en La Boca, donde Arolas empezó. Y de Andrade, buen amigo, que en un baile lo mataron... ¡Esas cosas ya pasaron pero tienen su emoción!
De aquel pasado florido de mil novecientos once, viene el recuerdo querido en ancas de aquel entonces... La noche cuando Manolo me provocó con los Vieyra y como yo estaba solo no quise hacerme el Moreyra. Si hubiese vivido Andrade no queda ni uno, esa vez.
Cuántas noches nos largamos con Cielito y con Ceballos en los coches de caballos, por tus calles a pasear... Y una vez, cuando entre copas, por hacer un chiste de antes fui a sentarme en el pescante y me puse a manejar... Buenos Aires de Fray Mocho y de Caras y Caretas en tus plazas sin retretas, hoy me pongo a suspirar... Y al mirar como has cambiado, mi Buenos Aires querido por aquello que he vivido, siento ganas de llorar.