Ven... No te vayas... Qué apuro de ir saliendo. Aquí el ambiente es tibio y afuera está lloviendo. Ya te he devuelto tus cartas, tus retratos. Charlemos otro rato que pronto ya te irás. Ya nada tuyo me queda al separarnos. Es eruel la despedida y triste el distanciarnos... Hoy... Ven... No lloremos, que las lágrimas conmueven y nada debe detener tu decisión.
Rubí... acuérdate de mí. No imploro tu perdón, mas de tu corazón no me arrojes Rubí... ¿Adónde irás sin mí? ¡Cuando no estés conmigo, quién podrá quererte así! Rubí... En este instante gris, un último dolor me causará tu adiós. Después, la noche, con su frío y con su iluvia pondrá su broche sobre mi corazón.
Vas a dejarme... Sin duda, sufriremos. Con nuestros sinsabores por senda aparte, iremos... No has de olvidarme por más que no te vea. Yo viviré en tu idea y tú en mi corazón... Ven, que la lluvia, afuera, no ha cesado... La noche es cruel y fría ¡No salgas de mi lado!... ¡Amor! Borremos todo, amada mía, que esta escena ha sido sólo un episodio sin valor.