Anoche pasé frío y me desenamoré un poco. Anoche pasé frío y fui poeta. Anoche, mientras mi carne se helaba y mi alma en mi cuerpo se escondía, vi como mi amor para ti era un juguete pasado ya de moda que ya nada valía.
Cualquier amanecer echarán al viejo juguete de mi amor a un carro de basura, y alefándose en la amarga soledad oirá al carretero dar palos a su mula que todo se lo da por un poco de paja y, a veces, pochas uvas.
Y estaré allí donde ya nada vale nada hasta que algún día una dulce gitanilla, con mocos y pecas en la cara, limpie con su manga grasienta la suciedad que la sociedad pegó a mi alma; y volveré a ser un juguete reluciente de amor y de alegría.
¡Que importa que me engañes si luego me sonríes! ¡Qué importa ser poeta o ser basura! Anoche pasé frío en el cuerpo y en el alma... Anoche pasé frío y quedó mi libertad de amor helada.