Ya sé qué quieres. Ya sé qué intentas: tenerme todo el día, metido en tu despensa. Dime: ¿quién eres? ¿Qué te atormenta?. Te doy todo mi esperma, y no sé si te alimenta. Salgo de casa muy despacito, y por las noches me vuelvo loco; doy media vuelta, y no necesito estar tan cerca de ti.
Me quedé sentado en la parte de atrás, medio desquiciado. Me hicistes entrar, y me quedo en el pasillo… Hay gato encerrado en tu forma de hablar; alguien nos estorba, y yo quiero saber quién es. ¿Quién es?. ¡¡¿Quién es?!!.
Abro la puerta, y soy yo también quien entra. Me gustaría poder salir fuera de mí… Hago preguntas que nadie me contesta, y a medianoche, mi corazón empieza a latir. Tac, tic, tac… Nos tocamos con cuidado, nos hicimos esperar, sin saber que hacer: no hace falta hablar. Nos cogimos de la mano, nos echamos a volar, y a la vez reir, y a la vez llorar.
Me siento tan cansado… Suena el timbre otra vez; cuando estás a mi lado, no quiero saber quién es. Desconectado, y no sé por qué, y tampoco entiendo que ya no sales en mis sueños. Como un reloj, te tengo en la cabeza a todas horas; compréndelo, que tenga miedo a estar contigo a solas. Te alejaste demasiado, nos dejamos de mirar, y a la vez reir, y a la vez llorar. Y cada uno por su lado, nos echamos a volar, y a la vez reir, y a la vez llorar.