Las calles desbordadas de soledad, musitan su canción de asfalto y humedad. La lluvia de gentes cesó a las doce y los escaparates, a oscuras consumen la noche.
La calle, helada, no deja de gemir; Susurra, me grita, y me aleja más de ti. Y a través del cristal de mis gafas no entiendo: ¿qué coños tienes dentro? ¿Y a quién agobias tú?
Mi cerebro es asfalto; mi rostro, cemento. Las palabras forman grilletes de brillante hielo. Suda mi piel, y lubrifica mis malos pensamientos. Ya no puedo caminar recto desde hace tiempo.
Las banderas de mi casa, son la ropa tendía. En mi casa, las banderas, son los pájaros sin amo, y una chica, que ligera, salta del bus a la acera. En mi casa, las banderas, son de todos los colores: son el amor, y la lluvia en noches de luna lunera. En mi casa, las banderas, están hechas de agua pura; son los duendes del parque, que registran las basuras. Las banderas de mi casa son la ropa tendía.
PD: Te acompaño un rato ¿amigo mío? en tu camino. En este cruce, te dejo, y me voy campo a través, por tus tierras; unas fértiles, otras mal regadas.