De tanto andar y andar quedé vencida, deshecha la ilusión, muerta la fe. Y supe que el camino de mi vida era camino triste, amarga hiel. Detrás del oropel de tus palabras prometiendo sin dar, dando sin ver. No tuve un solo adiós para mi ausencia, por eso estoy vencida, ¡ya lo ves!
Ayer... qué largo es el ayer y en esta soledad me aprieta el corazón. Porque tengo que volver sin consuelo de implorar a Dios. Por vender el amor me quedé como estoy y ya soy, bien lo ves, una pobre mujer.
Las noches y las noches se me pasan la copa hasta el final, turbio vaivén. Y vuelven los recuerdos de la infancia, como un fantasma gris, amarga hiel. Fue en vano que soñara otro regreso si tu beso fue amor sólo una vez. Y así, seguí rodando los caminos por eso estoy vencida, ¡ya lo ves!