Cómo me ha hecho falta hablar de ti por estos días será que me pesa lo que tengo que confiar y ahora que no estás para acosarme con tus bromas cómo me he acordado cuando andabas por acá.
Levantando polvo al aire bajo tu pisada y al sol de la tarde recortando el cielo gris y rumbo a la arboleda como a tres tiros de piedra adonde gime el viento cuando no puede salir.
Yo he seguido igual de despistado cuando marcho a la floresta aquí en las tierras altas, las colinas siguen siendo en mi lugar, tal vez, de donde estés te has asomado para verme tropezar, hoy que he venido a mirar la apariencia que guarda en el cielo tu hogar y hoy que he venido a contarte al oído un par de cosas más.
Las viejas costumbres el fuego y las cumbres poseen su raíz, y yo que no he podido imaginarte dedicado a descansar, y el mundo no ha cambiado con tu muerte yo diría que sigue igual. Sin más emoción que cargar con su vida los hombros para caminar.
Sin más intención que buscar con su muerte la tierra para reposar Y ya sé que en donde estás te burlas de lo que intento hacer por mí o sólo he creído mirar la sonrisa que esconde en el cielo tu faz.