Yo soy la vieja guardia aunque no viví sus glorias yo comencé a oír la radio cuando ya se había hecho historia.
Cuando las bandas de pop se llevaban ovaciones de las que aún resuenan a ecos en las viejas grabaciones.
Y me enterneció el amor en una noche serena en mi escondite añorado que un día fue el autocinema.
Yo conozco mil historias de la calle y sus rumores de los pleitos de banquera con merecidos honores.
Y miré algunos mayores crecer bajo su leyenda en las riñas de pandillas con navajas y cadenas
Y después de aquel arrojo se convertía en delincuencia más de un bravo conocido saboreó las consecuencias que hace la ley de los puños y fumar la hierbabuena.
Para saltar la alambrada para brincar esta cerca y ese asalto a mano armada Que jamás valía la pena a veces creo que mi entorno fue el que me hizo observador aprendía del error de otros y tampoco fui mejor.
Siempre estoy necesitando un sueño en que sobrevivir como si fuera el muchacho que no para de reír.
Cuando volaba a la avenida bajando en mi bicicleta como sí en la esquina nunca me esperara una sorpresa.
Siempre fue cuestión de suerte y hoy tampoco sé en que acaba la vida de los que entienden de contar casos que pasan.
Hoy no vuelo en mi manubrio hoy mi guitarra me eleva y me hace ocupar las dos manos no hago otra cosa con ellas que aferrarme a esta guitarra como el fulgor a su estrella como el soldado al fusil y en noches como la de hoy como un borracho a su botella.
Yo soy de la vieja guardia de la canción de protesta de los conciertos de pop con una guitarra vieja.