Hace tiempo conocí una vulcanizadora en cierta calle transitada y allí vivía un tipo solitario que hacía lo que fuera para trabajar.
De la misma forma que hay quien con sus manos trabajaría construyendo los domingos por la noche y cuando no había coches cerraba el local.
Salía con un pico viejo a vagar errabundo con su bicicleta para dar mantenimiento a un hoy que alguien sé molestó en rellenar o a practicarle un retoque al bache junto de un tope con algo de suerte habría llantas ponchadas o algún Rin que enderezar.
Los lunes por las mañanas se iba a trabajar a la vulcanizadora a eso de las ocho y media cualquiera con prisa siempre paga más la filosofía que a los carros con llantas nuevas no les pasa nada con la ayuda de un buen bache todo era cuestión de probabilidad.
Creo que comenzó el negocio quitando la tapa de una coladera como aumentó la clientela empezó a practicas hoyos aquí y allá muchos cambian el camino y él cumpliendo su destino tiene que andar retocando calle aledañas para emparejar.
Fue por demás el empeño que haya puesto gente del ayuntamiento la sociedad de colonos y vecinos nunca halló una explicación al retocador de calles nunca lo vio nadie, nunca lo vio nadie se creyó que eran las lluvias, el camión o resultado del temblar.
Hace tiempo que no he vuelto a saber nada del retocador de calles un día me arregló una llanta y muy agradeciendo le pagué feliz. luego lo encontré una noche de domingo con su pico martillando como sé donde trabaja en las montañas ya no he vuelto por allí.