Temporada de mangos, Llega la primavera, Todo apunta a las tardes Que marzo sabe mentir. Y las horas no son largas, Y tampoco me liberan, Con sus sueños de manzana que se deja conseguir.
Hay aromas de convivió Y sorpresa en las frutas, En el animo del viento Por el que ha visto partir Las rojas hojas de invierno Que trajeron uvas agridulces del pasado Y las del porvenir.
Hay camino a todos lados, Se abandonan las dudas Y lo sigues hasta donde quieres llegar con él cosechando con paciencia en la captura y la aventura, los sabores de la vida, con su dulce y con su hiel.
Se escasearon las peras Y aparecen las sandias. Hoy te viene recordando Alguna voz, fuente de ayer. Tengo un sueño de naranjas Y, en las horas tardías, Sufro ausencia de duraznos Que yo no se han vuelto a ver.
Y aquí es donde ha entrado el mango Con su dulce de amarillos, Con sus hebras de la vida No abandones mi sabor. Y el quizás de otro febrero, Me entretiene mi sin destino, Endulzando el jugo de uva Y el refresco de limón.
En la mesa hay un platón Que abunda en frutas positivas, Que el cuchillo del olvido Abre en los cuadros del mantel. Luego me ha vuelto su cómplice La atónita sonrisa, Con que me convida el mango, Y yo, me dejo convencer, De que ya todo está en orden, Que se van juntando días, Que mi mundo mandarina Se ha empezado a componer.
Otro mango, y otro día, De esa tarde que te marches, Que las sombras fugitivas Se escabullen a la par. De los cítricos sabores De Manila y de las manchas Que me dejaron tu ausencia Y este regazo invernal.
En el comienzo de tantas mañanas, Por las mañanas que ya no serán Temporada de mangos, Viene la primavera. Todo apunta a las tardes Que marzo sabe esconder.
Y una cascara en mi plato Que ahora ya no guarda nuevas, Viene sugiriendo un cuadro Que al saberle sin pared, Le hallo conclusiones propias, Le imagino... mariposa, Amarilla mariposa Que huye a las tardes de ayer.