Una noche estrellada, una hada dejó en mi cama una cuerda plateada para atarla en mi guitarra un cofrecito una llave y un pergamino sobre la almohada.
Según decía la instrucción esos textos contenían la magia y la evolución de una luna primitiva que marca con precisión los ciclos donde se afirma la vida.
Un viejo sabio escribió como usarla de medicina pero además explicó para aliviarse la agonía basta un reflejo de luna iluminando un alma vacía.
Es un motor para sueños, es una flor en el cielo, es un juguete en la noche, es el reloj de los tiempos.
El viejo sabio indicó que es ingrediente de la poesía la luz de luna es mejor si se contempla en compañía y en múltiples ocasiones dicta colores a las canciones.
Empieza en una tonada donde antes no había nada ahora cuarto creciente luna llena, luna menguante, luna de todos los pueblos, luna madre, luna tunante.
La llave ya la entregué y el pergamino guardé la cuerda ya la instalé y el cofrecito saqué ahí guardo los destellos y esperanzas de los soñadores.
Lunita de mis abuelos lugar de todos los sueños luna sonrisa del cielo luna que rompe el silencio.