Hubo un día en que discurría sobre la sabiduría y yo a mí mismo me decía cierto refrán que no entiendo ni comprendo todavía. Sepa usted, si no lo sabe, dijo el que nada sabía, a todo aquel falto de juicio que por poco le creía. Gracias a mi inteligencia digo- y digo bien- que concluía, porque el que ya sabe sabe bien que no lo sabe todo, y el que no sabe ni jota ni siquiera tiene modos de enterarse qué no sabe... sólo que alguien se lo diga. Que alguien que sabe que sabe, se acerque al que no lo sabe y le pregunte: '¿ Y Tú que sabes?' y le diga: 'esto tú no lo sabías'. Más la sombra de una duda confundió mi corazón y acusó de ligereza mi inequívoca razón... ¿Pero si ese que no sabe sabe otras cosas distintas que no conoce el que sabe...? ¡Ah! Pues he ahí la sabiduría del que no sabe saber otras cosas conocidas que habrá que reconocer... Me dije, y también me dije bien. De modo que todos saben. En resumen, saben todos: unos dicen lo que saben y otros saben lo que dicen, pero no hay quien sepa todo. Por cierto... Ustedes que saben, digan que contaba yo, porque aunque me lo sabía, creo que ya se me olvidó.