Y si te dijera, Miguel, que no te he extrañado, que no me importó que te fueras, que no he sentido rabia, que no he sentido pena, que tu muerte fue tan sólo una manera para apreciar mi vida con el doble de fuerzas.
Que no lloré frente a tu tumba, ¡si te dijera!
Que no he estado perdido, y que no he sufrido. Es mas, si dijera, por poner un ejemplo, que de cierta forma me alegra que te hayas muerto. Así no irás conmigo de gorra, ni me harás perder el tiempo hablando de política, y de la bomba.
Si te dijera mi amigo que pienso que eres algo estúpido por morir en una noche tan bella. Que perdiste la pose al caer en la banqueta, enredado a una moto retorcida, la cabeza partida.
Si te dijera que mi vida sigue igual de alegre. Que Pink Floyd es una mierda y que el mundo aún se mueve, que seguimos haciendo fiesta, que la pena no nos detiene.
Si te dijera, ¡si te gritara! que me gusta la novia que dejaste, que he visto a tu hermana y que también me gusta, y que eres un hijo de puta por hacerlas llorar.
Dime, Miguel, mi amigo, si dijera en serio todo eso que digo, ¿dejarías tu tumba?