Tienes que mirar sobre las lomas de este valle si te asomas a ver ese bosque hay alrededor y saber del cielo tan profundo por las crĂłnicas que al mundo siempre ha preferido el viento narrador.
Tienes que mirar al norte hermano pero a un norte más urbano al norte de la ciudad para comenzar, y luego sentarte en la vereda a escuchar crecer la hierba y a ver las piedras rodar.
Tienes que mirar sobre el camino que ha trazado el campesino en largas marchas de silencio y soledad, para que percibas esa vida que habĂa quedado escondida al desarrollo que marco a la capital.
Tienes que mirar los arroyuelos y los pastos con el viento que los viene a acariciar, y dejar un mundo convencido de su sueño desmedido que camina para atrás.
Tienes que tomar la carretera por MadĂn que es una presa de recuerdos donde prohibieron nadar, y seguir mirando pastizales regios bosques y otoñales valles que a diario se encienden de azafrán.
Tienes que mirarlo todo aprisa si quieres guardarte brisa en la memoria y evocarlo como está. Tienes que ver todo en su momento porque al cabo y con el tiempo nada vuelve a ser igual.
Tienes que mirar sobre la loma y sobre el valle si te asomas, recorrer el campo que ande por ahĂ. Tienes que mirarlo veinte veces, tienes que aprenderlo a repetir, tienes que asomarte para siempre porque pronto va dejando de existir, ...va dejando de existir.