¡Por favor... déjame divertir! No me hables de un triste despertar, ni del porvenir, ni si he de llorar... La vida es linda y no se debe despreciar. Hasta ayer, de todo me privé por oír tu amarga reflexión. Total... ¿para qué? Perder la ilusión, ir achicando el desconfiado corazón...
Nada me digas... y déjame vivir la vida plena que apenas es fugaz... Quiero reírme y olvidarme que acechan las intrigas debajo del disfraz... Bella mentira es la que dé unos minutos de placer... ¡Copas de vino y bocas rojas! ¡Que luego den congojas y apaguen hoy mi sed!...
Con tu gris manera de pensar, me cuidas el alma y la salud... pero perdoná por la ingratitud: ¡me voy del brazo de la alegre juventud! ¡A bailar me lleva esta mujer! ¡A beber me invitan al pasar!... ¡Cómo voy a hacer para no aceptar, si el vino alegra y tengo ganas de bailar!