Ante el sepulcro de mi amor Detengo el paso; y esta estrofa Dejaré como una flor... Y al viento errante doy mi voz, Que él llevará como un adiós.
Un día te cruzaste, Mujer, en mi camino; Yo andaba por la vida Sombrío y al azar; Mi madre se había muerto, Y el dulce amor divino Perdido para siempre Nublaba mi destino. Ya nada me quedaba Cansado estaba de llorar.
Entonces me encontraste Y yo algo vi en tus ojos ¡radiantes como auroras De dicha y de ilusión! Tus ojos no engañaron Las ansias de mi pena, Pues fuiste tú en mi vida La amada blanca y buena, ¡querida una vez sola Con todo el corazón!
Y ahora me abandonas. ¡te alejas de mi lado! ¡me sumes en la noche Tan fría del dolor! Mi pobre traje humilde De nuevo está enlutado, Y el huérfano doliente Que ayer has encontrado, Hoy sigue siendo el huérfano De tu encantado amor.