Pasó la sombra cruel de una duda, y en el romance de amor clavó el dolor su zarpa ruda, y allí donde tu boca querida puso el alma en el besar, fue a balbucear la despedida. Jardín que encantadoras promesas, ayer, no más, perfumó... ¡Hoy es mansión de mis tristezas ¡... Ciprés donde grabamos antaño juramentos de los dos, testigo fue del triste adiós.
Cita fatal la del injusto "Fin"... No he de olvidar que en ella te perdí, que mi vida se extravió, que comenzó mi desventura. No he de olvidar la emoción con que estreché la mano que con pasión tanto besé... Que nuestro labio, al partir, debió sentir perder la dicha de amar y perdonar... Mas el labio y la pasión y el corazón enmudecieron y, ahogada en llanto la voz, dimos los dos en un suspiro el adiós.
Pasó la sombra cruel de una duda y allí donde tu hoca querida puso el alma en el besar, fue a balbucear la despedida... Un cruel orgullo vano y reacio atrajo el viento traidor que destruyó nuestro palacio. Y hoy, ya tarde, enfermo y vencido, aprendiendo en el dolor, de tu querer hoy sé el valor.