Detrás de una sonrisa De encantadora ingenuidad, Tu voz que me acaricia Se asoma a preguntar: Dueño mío, que me dices Que me quiere más que ayer, ¿así, toda la vida, También me has de querer?
Curiosa deliciosa: Tú sabes ya que sí. No sigas las preguntas Y miremos el jardín, Pensando que es tan joven Y espléndido el rosal Y el frío de una noche Lo puede marchitar.
Mi ingenua, ingenuamente Miremos el rosal. Ayer te amé... hoy más que ayer ¡no busques más verdad!
Quién sabe si yo un día Seré el esclavo de este amor. Quién sabe, yo pregunté, Con temblorosa voz: Reina mía, que yo adoro, Que es mi solo y dulce bien, ¿me quieres mucho... mucho? ¿me quieres más que ayer?
Acaso me contestes Con risa de cristal: ¿qué opinas si te digo Que miremos el rosal? Acaso agregues luego, Sin fuego ni emoción: Te quiero... sí, te quiero... Con todo el corazón.
¡oh, cuánto ingenuamente, Se puede preguntar! Hoy eres tú. mañana yo. ¡la eterna ingenuidad!