En el naipe del vivir suelo acertar la carta de la boca, y a mi lado oigo decir que es porque estoy con una suerte loca. Al saber le llaman suerte..! Yo aprendí viendo trampearme, y ahora sólo han de coparme cuando banquen con la Muerte. En el naipe del vivir, para ganar, primero perdí.
Yo también entré a jugar confiado en la ceguera del azar y luego vi que todo era mentir y el capital en manos del más vil... No me creés...¡Te pierde el corazón! ¡Qué fe tenés!...¿No ves que no acertás? ¿Que si apuntás a cartas de ilusión son de dolor las cartas que se dan?
No me envidies si me ves acertador, pues soy el Desengaño... Y si ciego así perdés, es que tenés los lindos veinte años... El tapete es la esperanza y, a pesar de lo aprendido, si me dan lo que he perdido vuelve a hundirme la confianza... ¡Suerte loca es conservar una ilusión en tanto penar!