¡Qué los ángeles del cielo te hagan coro con sus dianas y que rían las campanas para ti! Por el canto de esa madre que en la cuna mece el alma, por tu gloria, dulce Patria, en que nací. Son tus noches soñadoras como luna campesina, tus estrellas, como lámparas de amor... Y en la reja más florida de tus pampas argentinas, dejó el alma, Santos Vega, el payador.
¡Patria mía! ¡Dios te salve! Eres criolla que doma los tiempos, sobre potros de crines al viento, que galopan más libres que el ave. ¡Patria mía! ¡Dios te salve! En los brazos del ser que más quiero, hoy levanto mi nido de hornero, a la sombra inmortal de tu ombú, mientras grita mi pecho altanero ¡Por mi pueblo argentino... Salud!
En un rancho de dos aguas, a la orilla de un arroyo, allí vierten mis amores, su canción. Entre blancas mariposas, rosas, nardos y pimpollos, yo la beso desde el alba a la oración. Tempranito nos despierta con su rayo el sol de enero o el mugido de algún toro montaraz... Y en mi rancho de dos aguas, soy feliz bajo el alero, porque en esta Patria mía... ¡Tengo paz!