Y entonces fue que dijimos: Señor, enséñanos A levantar ciudades Que sean iguales a los árboles Que llegan a estar maduros Antes de quedarse secos (génesis, versículo primero, Capítulo 1972, del futuro testamento).
Ciudades, fundadas para odiar. Ciudades, tan altas, ¿para qué? Ciudades, cadáveres de pie. Ciudades, al polvo volverán.
Si aquí la estrella no se ve jamás, De aquí la tierra, el ser y el sol se irán, Y reinará la soledad total, Que escrita fue la destrucción final.
Ciudades, fundadas para odiar. Ciudades, tan altas, ¿para qué? Ciudades, cadáveres de pie. Ciudades, al polvo volverán.
Qué lindo será reconstruir. Querida, te beso hasta engendrar Un hijo con vuelo de albañil en paz.
Qué lindo, te nace una ciudad, Qué calles te sangran por los pies, Qué torre será tu corazón con fe.
Y en cada charco habrá un pequeño mar Y en cada fragua un inventor de sol Y en cada puerta la inscripción astral Y en cada triste un aprendiz de dios.
Ciudades, ciudades que serán. Ciudades, sentí su anunciación. Ciudades, las vengo a construir. Ciudades, del polvo volverán.