No me cierres en la cara, con un portazo, tu corazón porque volveré mañana con más agallas que un cobrador. No me dejes otra vez, por Dios, como un perro en la vereda que entre tanto desaliento, vos sos lo único que queda. Llevaré esta serenata eternamente hasta tu balcón, si tu mano me rescata podré escaparme de esta prisión. No me dejes otra vez, mi amor, toda la noche despierto, tan valioso como un pescador en medio del desierto. Tiene una oportunidad de defensa el acusado, no me dejes condenado, antes de ir a declarar. Te declaro la verdad: Estoy librado a tu suerte y a la pena de no verte no me puedo acostumbrar. No me cierres en la cara, con un portazo tu corazón, porque volveré mañana con veinte llaves y otra canción. No me dejes otra vez, por Dios, con la fe partida al medio, que entre tanto desaliento, vos sos mi único remedio. Tiene una oportunidad, de defensa el acusado si las pruebas que ha mostrado no se pueden ocultar. Y me muero por probar las razones de mi causa y al final probar sin pausa, lo que vos me quieras dar. No me cierres en la cara, con un portazo tu corazón, porque traeré mañana pancartas, globos y un altavoz. No me dejes otra vez, por Dios, como un trapo por el suelo que entre tanto desaliento, vos sos mi único consuelo.